Las fases de la memoria forman parte del funcionamiento de esta compleja capacidad de la mente. Y, si se pretende mejorar su rendimiento, conviene conocer bien sus características.

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La memoria no es un mecanismo pasivo, sino muy muy dinámico. En su funcionamiento media una serie de elementos que actúan en coordinación. Por lo tanto, su mejora precisa de una alta dosis de motivación. Hay que dejar a un lado los mitos. Uno de los más extendidos es que la edad avanzada va unida a un deterioro de la memoria que no tiene remedio. Por el contrario, las investigaciones ponen de relieve que el ejercicio mental contribuye a protegerla. Y la estimulación cognitiva persigue dicho objetivo. Los problemas que se plantean no ofrecen gran dificultad y el nivel de conocimientos no es determinante a la hora de realizarlas. Sí que requieren atención, y concentración, ya que se asocian a la memoria y son indispensables para su buena marcha.

Distintas fases de la memoria

La memoria depende de tres procesos que se complementan entre sí. Se denominan fases de la memoria, que incluyen el registro, la codificación y la recuperación de los datos. La primera se denominada fase de adquisición e intervienen mecanismos como la atención, la concentración o la percepción de los sentidos. Y se corresponde con la captación de información del exterior. La segunda es la fase de retención o codificación, en la cual la información se almacena en el cerebro. En el proceso actúan, entre otros, la repetición, la visualización, la asociación, la ordenación o agrupamiento, los conocimientos previos y las reglas memorísticas. En tercer lugar está la fase de evocación o recuperación. Y en ella se rescatan los elementos de registros previos. Esta última pone en marcha las referencias espaciales y temporales, los indicios y el contexto.

Las fases de la memoria se ilustran bien con el ejemplo del aprendizaje de la multiplicación en la infancia. Se trata de un proceso en apariencia sencillo, pero que demanda un esfuerzo extraordinario en el cerebro de un niño. Aprender a multiplicar necesita de mucha atención, concentración, asociación y, por supuesto, de repetición una y otra vez. Cuando la huella de esta labor se graba en la memoria, su recuperación ya no supone un esfuerzo. Pero, hasta entonces, el proceso fue muy duro. ¿O ya no lo recuerdas?

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2 Respuestas

  1. monica

    Estimados me encantaria recibir material. Envio mi correo ya que trabajo mucho con ustedes . La Plata BsAs Argentina

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