Un descubrimiento accidental está detrás de la primera evidencia de que el cerebro es el órgano que rige la conducta. Ya Platón (427-347 a. C) sostenía que el cerebro regulaba el pensamiento y las sensaciones; sin embargo, no logró que su hipótesis prevaleciera. Otro filósofo griego, por el contrario, Aristóteles (384-322 a. C.), defendía que la mente reside en el corazón. Y este supuesto, que fue más aceptado que el anterior, continuó siendo efectivo a lo largo de los siglos.
Pasaron 400 años antes de que un médico, también griego, abriera la puerta a demostrar lo contrario. No obstante, el error permaneció aún muy arraigado. Galeno (129-201 de.de C.) se sentía atraído por el funcionamiento del cuerpo humano. Interesado por su él, conocía, entre otras estructuras, la anatomía del sistema nervioso y el cardiovascular. Su saber le llevó a ser el médico del emperador Marco Aurelio, un título que en aquel tiempo tenía una gran consideración social. Ser médico de la corte romana suponía alcanzar un elevado prestigio a nivel académico. Hoy, su nombre es utilizado como denominación genérica de cualquier facultativo de la ciencia médica.
Un descubrimiento accidental… en un cerdo
Sin embargo, el estudio de un cadáver estaba vedado a la ciencia; una prohibición que estuvo en vigor hasta la llegada del Renacimiento. Las prácticas solo se podían hacer con animales y de este modo se averiguaban las semejanzas con la anatomía humana. Y uno de sus experimentos lo llevó a acabo con un cerdo.
Galeno trataba de identificar las fibras nerviosas que controlan la respiración. De forma involuntaria, seccionó al animal los nervios de la laringe y, aunque este siguió forcejando, cesaron los gritos. El accidente le llevó a intentar averiguar la conexión de estas fibras nerviosas con el cerebro. Para algunos historiadores de la Neurociencia, el hecho se considerada la primera evidencia a favor de que el cerebro, y no así el corazón, es el órgano que controla la conducta. En este enlace se pueden ver los detalles sobre de el asunto.
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