La longevidad en Okinawa dio fama mundial a esta isla hace años. Y es que su población cuenta con un extraordinario porcentaje de personas de edad avanzada. En principio, el hecho se podría atribuir a la existencia del elixir de la eterna juventud; sin embargo, no hay nada más lejos de la realidad. Okinawa está situada al sur de Japón. Pertenece a un archipiélago compuesto por 161 islas, bañadas por las aguas del océano Pacífico. La temperatura media anual es de alrededor de 23 grados; en invierno no baja de los 14 y en verano no sube más de los 27. El clima subtropical le proporciona una fértil naturaleza de enorme biodiversidad; además, posee unas antiguas fortalezas que están declaradas Patrimonio de la Humanidad por parte de la Unesco.
Numerosas investigaciones han estudiado la longevidad de los habitantes de la isla. Una de las más relevantes es el Okinawa Centenarian Study. Se trata de un estudio longitudinal, financiado por el Ministerio de Salud japonés, con información sobre más de 600 ancianos que alcanzaron los 100 años. Por cada 100.000 habitantes existen 34 centenarios, lo que la convierte en la región con la mayor esperanza de vida del mundo. Pero lo más notable es su excelente estado de salud. Los okinawenses pasan el 97% de sus vidas sin sufrir ningún tipo de discapacidad. Las enfermedades coronarias, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer son las principales causas de mortalidad en occidente; en Okinawa, por el contrario, ostentan la frecuencia más baja del mundo.
Las claves de la longevidad en Okinawa
La ciencia averiguó qué factores se esconden detrás de los datos. En primer lugar, el tipo de dieta: moderada en calorías y rica en vegetales y granos integrales; contiene también pescado, algo de cerdo y abundantes productos fermentados. El segundo factor de influencia es la actividad física. Las labores agrícolas constituyen una práctica habitual por parte de los mayores, que trabajan en sus huertos hasta una edad avanzada. La intensa relación social ocupa el tercer lugar. Se trata de un eje fundamental en la vida comunitaria. Los ancianos son muy respetados a nivel social y, periódicamente, objeto de celebraciones públicas. Por último, juega un papel esencial el bajo nivel de estrés. Los taiwaneses tienen un temperamento sosegado y mantienen firmes creencias espirituales. También practican la meditación, una práctica muy recomendada para preservar la salud mental.
No existe un secreto al que poder atribuir la longevidad en Okinawa. Se trata de una sabia mezcla entre hábitos saludables y fuertes vínculos sociales. Ni siquiera los genes parecen inclinar la balanza en este sentido. Según las conclusiones del Okinawa Centenarian Study, su influencia se limita a un 30%. Y así se ha puesto de manifiesto por parte de los taiwaneses que trasladan su residencia y modifican sus hábitos. La esperanza de vida se reduce 17 años con respecto a quienes se quedan en la isla. Esta circunstancia afecta también a los más jóvenes, que gradualmente abandonan el estilo de vida de los mayores. Las cifras han ido empeorado año a año. Mientras que los mayores viven sanos mucho tiempo, los jóvenes mueren antes y en peores condiciones de salud.
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