El envejecimiento activo en el siglo XXI requiere aún apoyos para su total implantación. El 1 de octubre es el Día Internacional de las Personas Mayores; una conmemoración que proclamó la Organización de Naciones Unidas en el año 1990. Hoy, 28 años después, se siguen reivindicando los derechos del sector de población de mayor edad. En las redes sociales, la campaña #SoyMayor los reclama un año más. Y es que no todos los mayores tienen planes y metas, disfrutan del ocio, viven una sexualidad sin prejuicios y envejecen con dignidad.

Para la OMS, la realidad demográfica es uno de los grandes desafíos del siglo XXI. Casi 700 millones de personas tienen hoy 60 o más años y se estima que, para el año 2030, la cifra alcance los 1400 millones. La extensión de la longevidad es una de las mayores transformaciones de la historia humana. Pero no cabe celebrar solo los años que se hoy se viven; además, hay que subrayar la mejora de las condiciones de vida de la población mayor.

En 1975, el Informe GAUR describía la situación de los jubilados españoles. La rápida industrialización del país había provocado un intenso éxodo del campo a las ciudades. Muchas de las personas que emigraron lo hicieron en plena madurez vital y alcanzaron el final de la vida laboral sin derecho a una pensión retributiva. El 12% no tenía ingresos estables; el 33% percibía menos de 1000 pesetas al mes (6 € de hoy) y más del 50% no llegaba a 2000 pesetas. La falta de equipamientos en la vivienda era habitual; el 75% carecía de uno o más servicios básicos, como el agua corriente o el saneamiento.

Desafíos pendientes para un envejecimiento activo en el siglo XXI

Las circunstancias de aquellos años cambiaron en unas pocas décadas. En 2002, la propuesta política de la OMS en la II Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento planteó mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen. Sin embargo, la crisis económica frenó muchas de las medidas orientadas a fomentar un envejecimiento activo. Y las personas mayores del siglo XXI se enfrentan a nuevos problemas. La soledad, la dependencia extrema o la falta de cuidados son amenazas crecientes. El envejecimiento activo sigue siendo un proyecto a desarrollar. Es de desear que la conmemoración del 1 de octubre impulse un nuevo brío para que el colectivo logre sus plenos derechos.

 

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