Pocas personas con los años de Bette Nash dicen no quiero jubilarme. Su apuesta por el trabajo más allá de la edad usual le ha valido la entrada en el Guinness, el libro de los récords. Y es que el 31 de diciembre cumple 87 años. Es la azafata más veterana del mundo, tras superar seis décadas de vuelos; lleva en activo nada menos que 65 años sin interrupción.
Nació en 1935 y la suya fue una vocación muy temprana, porque a los 16 años ya soñaba con volar. El primer empleo lo estrenó en 1957, a los 22 años, en la compañía Eastern Airlines, que más tarde se transformó en American Airlines. Y sigue como auxiliar de vuelo. Ella cuenta que, en sus comienzos, el avión era un medio de transporte lujoso. Los pasajeros vestían con elegancia; la comida y la bebida las servía con guantes blancos; la vajilla era de porcelana, las copas de cristal y los cubiertos de plata.
No quiero jubilarme, me gusta mi trabajo
Era la única azafata a bordo, así que era una labor muy dura. Se les exigía ser delgadas, estar solteras y no tener hijos y a los 32 años ya no podían volar. Pero la navegación aérea cambió a lo largo del tiempo. Y mucho. Los billetes no se escriben a mano, ni los asientos se asignan con pegatinas, como al principio. Volar se volvió una actividad cada vez más popular. Hoy es un modo muy común de viajar.
El mayor cambio para Nash fue el tecnológico, que le supuso un gran desafío. Y se adaptó bien. No piensa en dejar el avión, porque disfruta con el cuidado de los pasajeros. Lo hace en la ruta Nueva York – Washington – Boston, que es el trayecto que le permite volver a casa por la tarde. Allí espera a que llegue un hijo con discapacidad, del cual se ocupa. Sea cual sea la motivación que lleva a seguir trabajando en la edad avanzada, al igual que Jane Little, no hay duda de que la vejez por sí misma no lo impide. Y desde aquí felicitamos a Bette Nash por ese su 87 cumpleaños, que ya está tan próximo.
En el enlace se puede ver a la azafata en una noticia de la cadena ABC News.
Hacer Comentario