Un año más, el Día Mundial de la Salud se celebra el 7 de abril. En 2025, la campaña elegida lleva por lema Comienzos saludables, futuros esperanzadores. Se trata de la salud materna y del recién nacido. La OMS solicita a los gobiernos del mundo un esfuerzo que ponga fin a las muertes prevenibles de madres y niños a lo largo del próximo año. El asunto no es una preocupación para los países de economías más prósperas; sin embargo, en los menos favorecidos constituye un grave problema.
Cerca de 300.000 mujeres mueren cada año durante el embarazo o el parto y 2.000.000 de recién nacidos no alcanzan el mes de vida; millones más, nacen muertos. Los datos indican que en América Latina y el Caribe, en el año 2020, cada hora se produjo una muerte materna. Es una sangría de vidas que supone un retroceso tras dos décadas de avances en los indicadores de salud materno-infantil.
Reflexión sobre el Día Mundial de la Salud: 7 de abril
Transcurrida ya una cuarta parte del siglo XXI cuesta aceptar la mortalidad materna e infantil. Son cifras que no hacen sino poner en evidencia la enorme desigualdad entre los países del mundo. En España, la muerte de una mujer en el parto no es ajena a la experiencia, en su infancia o juventud, de muchas personas hoy de edad avanzada. Pero ya está lejano en el tiempo. Hace años que es una excepción, sobre todo las debidas a razones prevenibles. Y lo mismo ocurre con los recién nacidos. Son sucesos que el desarrollo socioeconómico convierte en inusuales.
Por el contrario, en las regiones o países donde la asistencia sanitaria no ofrece unos servicios esenciales es un hecho habitual. Y qué decir de aquellas zonas donde los conflictos y guerras condenan a la población a un estado de carencia continua, sin acceso a las necesidades más básicas. La inhumanidad de estas circunstancias debería ser en sí misma causa de rechazo de la desigualdad. Pero no es así. Incluso, un país de holgada economía amenaza con el fin de la cooperación sanitaria. Y eso aumentará aún más el daño a los vulnerables. La Salud Para Todos no es una ilusión, es una quimera.
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