Disfrutar de una buena vejez es un deseo muy común. La alternativa, morir joven, no parece una buena opción, pues cuenta con pocos partidarios. ¿Quién rechazaría una larga vida en un buen estado a nivel físico y anímico? Envejecer es inevitable pero, a la vez, es deseable si se hace en condiciones propicias. La vejez se suele asociar a desventajas, como la enfermedad, el deterioro o el aislamiento, entre otras. Sin embargo, esta visión es parte de un estereotipo que, como tal, no refleja bien la realidad. Es más, si estas creencias afectan al mayor dificultan su propio envejecer.
La esperanza de vida aumenta de un modo constante y el número de mayores se incrementa año a año. Y disciplinas muy diversas estudian el fenómeno, tanto a nivel poblacional como individual. Una de ellas es la Psicología. Y es que el objetivo de esta es optimizar el desarrollo de la persona a lo largo del ciclo vital. Desde esta perspectiva, es comprensible su interés por el incremento del bienestar y calidad de vida de los mayores.
Disfrutar de una buena vejez: al alcance de la mano
El aumento de la esperanza de vida no se halla en los genes, sino que depende en mayor medida de los factores ambientales y el comportamiento. La mejora de las condiciones de vida de la población, como el hecho de disponer de unos recursos alimentarios suficientes o de agua potable son cruciales en este sentido. Así mismo, el fomento de estilos de vida saludables es un factor determinante. Y aunque disfrutar de una buena vejez se suele achacar a la suerte, son muy numerosas las investigaciones que indican que el logro no es un fruto del azar.
Las conclusiones de un simposio sobre longevidad y comportamiento han puesto de relieve su conexión. La evolución de la vejez obedece más a la conducta que a la calidad de los genes de la persona. Y retrasar sus efectos es posible. No se trata de negar los años cumplidos, sino de aprovecharlos; sean 70, 80, 90 o más. Llenar la edad de significado y apreciar el tiempo extra que la vida nos ofrece es un reto. Esta misma semana, un campeón de 101 años se convertía en noticia. Comenzó a entrenarse tras la jubilación y sigue compitiendo. No hay duda de que es todo un modelo de empeño, perseverancia y envejecimiento activo.
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