Se oye decir que el confinamiento engorda. ¿Y es cierto o no? Al parecer, no son pocas las personas que han aumentado de peso a lo largo de los meses de restricciones por el SARS-CoV-2. Como es lógico, no es por el confinamiento en sí mismo, sino por el cambio de pautas con respecto a lo que se come. A veces, la reducción del contacto con los demás lleva a un exceso de interés por la comida. Pero hay que extremar el cuidado si va más allá del ámbito de la teoría. Es decir, si lo que se cocina se come sin tino. 

Al principio de la pandemia aumentó la venta de harina en los supermercados. Cocinar fue un modo de afrontar el hecho de no salir de casa. Eso no está mal. La contrapartida es el riesgo de comer más de la cuenta; peor en el caso de los dulces. La ganancia de peso es un problema. Aunque la solución no es optar por una u otra clase de dieta, sino por un cambio de hábitos. 

Qué hacer si el confinamiento engorda

Para empezar, la comida ha de ser variada; la monotonía daña la salud. Eso sí, con menos animales y más vegetales. Son fuente de minerales, antioxidantes y, en especial, de fibra. Sobre las bondades de esta sustancia no hay duda. Cada vez se habla más de ella; sin embargo, el consumo de fibra está muy por debajo de lo recomendado. Las verduras, las frutas y las legumbres son ricas en fibra. Además. estas últimas aportan proteínas de calidad. Y no han de faltar en la mesa. Se dice que engordan; no es verdad. En todo caso, será el chorizo, la morcilla o el tocino que las suelen acompañar. Sin embargo, hay multitud de recetas muy distintas que las hacen igual de agradables. Otra solución es la de reducir al máximo esos ingredientes.

Tan importante como lo que se come es lo que se ha de limitar. Por ejemplo, el azúcar y los alimentos que la contienen; cuanto menos, mejor. Los golosos los pueden sustituir por la fruta deshidratada; aunque sin abusar, claro está. Los higos, las ciruelas, los albaricoques o las uvas pasas son una alternativa a los dulces. Otro tanto ocurre con los alimentos procesados; se aconseja reducirlos al máximo. En cuanto al método de cocinado, hay que evitar el exceso de grasa. Y el microondas es un gran aliado. Sobre todo, para los pescados; aunque así mismo muchos tipos de verdura. Se preparan al vapor en tan solo unos minutos. Resta añadir la salsa o el aderezo al gusto o, mejor, un poco de aceite de oliva, que es la grasa más recomendable. 

Por último, es importante no olvidar la actividad física. Y la paciencia. La prisa no es buena compañía en este fin; los resultados en la balanza se obtienen con constancia. 

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