Los excesos alimentarios en Navidad son un componente más del escenario de las fiestas. Porque no hay celebración que no se asocie a la abundancia de comida y de bebida. Más aún en estos días. Familias y amigos se reúnen. Y los encuentros se acompañan de menús muy energéticos, en los que no faltan grandes dosis de sal y de azúcar. La relación entre alimentación y salud se deja de lado. El resultado es un extra de kilos que ni se busca, ni se desea. Se estima que en estas fechas la media de ganancia de peso es de algo más de dos kilos. Y hay que tratar de evitarlo, pues perjudica la salud.
El exceso de peso se ha convertido en un problema de salud pública que no es fácil de atajar. En España, según la AESAN, el sobrepeso afecta a un 55,8% de los adultos y a 1 de cada 3 niños y adolescentes; peor aún, la obesidad lo hace al 18,7% de los adultos y a 1 de cada 10 niños y adolescentes. Las consecuencias pasan factura a medio y largo plazo. Y es que provocan dolencias como la diabetes, la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares o el cáncer. Son patologías graves que afectan en gran medida al bienestar de quien las padece, a la par que merman el tiempo de vida.
Hay alternativas a los excesos alimentarios
Entre otras medidas a seguir, conviene controlar el tamaño de las raciones, ya que el menú suele ser largo y copioso; no abusar de los dulces navideños, repletos de grasas y azúcar; tomar alimentos ricos en fibra el resto del día; y, por supuesto, limitar el consumo de alcohol, que por fortuna ya perdió la etiqueta de saludable.
Este enlace a 5 al día contiene un listado de recomendaciones muy útiles al respecto, que sirven de ayuda. En cualquier caso, en Navidad, no todo se ha de centrar en lo que se pone en la mesa. Son fiestas para compartir conversación, junto a recuerdos y experiencias en común; para el acercamiento y el refuerzo de los afectos. Y eso también se hace con un largo paseo tras la comida, que ayuda sin duda a digerir mejor lo que se come. ¡Felices fiestas!
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