Una nueva normativa para el pan integral va a entrar en vigor. Y eso es una buena noticia para los consumidores. La regulación anterior, de 1984, necesitaba sin duda una puesta al día. Los expertos solicitaban esta medida desde hace ya tiempo. Y por fin se ha producido. A partir de ahora, se asegura tanto la calidad del producto como la información que lo acompaña. La norma anterior no garantizaba que un pan integral lo fuera realmente. Bastaba con añadir a la harina refinada un pequeño porcentaje de harina integral para que pudiera recibir tal denominación. Y de ese modo, la cantidad empleada en su elaboración oscilaba desde un 1% a un 100%. Un margen demasiado amplio.

Desde el punto de vista nutricional, el consumo de pan integral es un hábito muy recomendable. Su mayor contenido en fibra y nutrientes lo convierten en un alimento más saludable que el pan blanco. Alimentación y salud van de la mano. Pero el trigo, o cualquier otro cereal, solo es integral si conserva todas las partes del grano, que son tres. La primera es su envoltura, que es la más rica en fibra; a continuación se encuentra el endospermo, formado por hidratos de carbono complejos; en último lugar está el germen, con abundantes vitaminas y minerales. Además, contiene ácidos grasos esenciales y compuestos de tipo fenólico muy beneficiosos. Pero su provecho se pierde al refinar el grano.

Vigilancia de la nueva normativa para el pan integral

El 1 de julio se hará efectiva la nueva regulación aprobada. Es de esperar que se produzcan mejoras en la comercialización del pan, sea integral o no. El IVA se reduce; las normas de preparación son más exigentes; se definen conceptos como masa madre, pan común o pan de leña; disminuye la cantidad de sal que contiene y deberá venderse dentro de las 24 horas siguientes a la salida del horno. Son medidas orientadas a garantizar la calidad de un producto que estaba cada vez más deteriorada.

La nueva normativa para el pan integral hará que este sea por fin el elaborado con una harina 100% integral. Y eso es una ventaja para la salud de quienes lo consumen de un modo habitual. Solo hace falta que el cumplimiento de la norma sea, como en el caso del pan integral, 100% efectivo.

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