Hace ya días que el optimismo con la vacuna Covid-19 alcanzó su cota más alta. Y es que, en menos de un año, se ha desarrollado un arma contra el SARS-CoV-2. Se trata de un avance sin precedentes. El valor de las acciones del laboratorio, Pfizer, se disparó en la bolsa tras la nota de prensa que lo anunció. Por el contrario, la comunidad científica se mostraba, a la par que atenta, un tanto escéptica. La razón es que el hecho se conoció de un modo poco usual. Faltan datos sobre cómo se ha desarrollado la investigación. En tales casos, no basta con un comunicado sin más. Los resultados se deben publicar, para que expertos ajenos a la empresa comprueben la validez de las conclusiones. Y no se hizo. 

Estamos tan faltos de buenas nuevas que la noticia se recibía con entusiasmo. Pero la carrera contra reloj de la ciencia no se detuvo. Apenas una semana más tarde, un nuevo laboratorio anunciaba otro éxito y, en parte, mayor al anterior. Su nombre es Moderna y afirma no solo que tiene vacuna, sino que supera en eficacia a la primera; además, las condiciones de conservación hacen más fácil su distribución. Aunque la cosa no se quedó ahí: el primer laboratorio subió el grado de eficacia de su vacuna. En resumen: no hay tregua en la guerra por las medallas y, lo que es más substancial, el dinero que hay detrás.        

¿Hay base para el optimismo con la vacuna Covid-19?

Nunca hasta ahora se había logrado algo igual. Los medios comentaban la noticia con buen ánimo. No obstante, una experta en vacunas, Margarita del Val, frenaba en seco la euforia. «Yo todavía no veo nada de luz». Fue un jarro de agua fría. Por fortuna, al conocer nuevos datos, cambió la valoración un día después. «Esto son palabras mayores y es la buena noticia de hoy«. En fin, el curso de la vacuna es el adecuado. Y es de celebrar que sea así.

En cualquier caso, la científica avisa de que no hay que bajar la guardia. La Navidad está a la vuelta de la esquina; si el comportamiento de todos no es el adecuado «los reyes nos traerán la ola de invierno». Y las víctimas serían nuestros familiares. Sin duda una visión muy cruda, que llama a la responsabilidad. La vacuna está próxima. Pero no solucionará los problemas de un día para otro. No hay más remedio que seguir siendo cautos.      

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