El Oscar al Mejor Actor 2021 se lo han dado a Anthony Hopkins. Lo merece, ya que es uno de los grandes. Sin embargo, el éxito en la pantalla no va parejo al personal, tal como él mismo ha contado. Nació en el año 1937, en Port Talbol (Gales), Reino Unido y su infancia no fue feliz. En el colegio se sentía el peor de la clase: le costaba aprender y no tenía amigos. Sus padres le repetían que no servía para nada y decidió salir de allí. Actúo en el teatro, pero no le gustaba y emigró a los Estados Unidos. En Hollywood obtuvo algún premio, aunque también fracasos. Su carrera no despegaba y regresó a Londres, decepcionado. Lo llamaron para interpretar a Anibal Lecter en El silencio de los corderos y volvió a la meca del cine. La película lo encumbró a lo más alto.
Su mal carácter siempre le ha causado problemas. Confiesa que es egoísta e irritable. En una ocasión, visitó a un psicólogo y lloró en la primera sesión. Sintió vergüenza y no volvió más; le habían enseñado que los hombres no lloran. A través de un video, celebró en Twitter que llevaba 45 años sin beber y sorprendió a sus seguidores. Reveló su lucha contra el alcohol, la depresión y los ataques de ira. Y que un diagnóstico de Asperger leve le ayudó a comprenderse a sí mismo. La afección afecta a la relación con los demás y, a partir de ahí, supo por qué toda su vida quiso estar solo. Nunca le gustó Shakespeare, pero interpretar al Rey Lear le hizo ver la razón de que se le admire. Y llegó a afirmar que nunca ha sido más feliz que al cumplir los 75 años.
El padre: Oscar al Mejor Actor 2021
Hopkins es el actor de mayor edad que ha sido galardonado con un Oscar en su categoría. Hace una interpretación muy creíble, que no puede ser más asombrosa. No obstante, no es una película fácil de ver. Trata de las dificultades que se asocian a la vejez; en este caso, la aparición de la demencia. Muestra a un padre que vive solo y necesita ayuda y, a la par, el empeño de su hija por hallar una solución el problema. Pero él no es consciente del mismo. Y se niega una y otra vez a aceptar su apoyo.
Es un hombre terco y enérgico que no se arredra ante la contrariedad. La enfermedad va haciendo mella y lo confunde. El olvido se apodera poco a poco de la mente. La pérdida de control es evidente y se inicia un viaje sin retorno a un mundo que no se comprende, en el que no se conoce a quien un día se amo. La situación cambia a cada paso. Y la confusión envuelve al protagonista y al espectador en medio de una banda sonora que conmueve tanto como las imágenes de la pantalla. En resumen, una magnífica obra.
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