Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), prevenir el cáncer es posible. La incidencia de la enfermedad se puede reducir, al menos, en una tercera parte. En España, en el año 2015, se registraron 247.771 nuevos casos; es decir, que casi 84.000 personas lo podrían haber evitado. El Día Mundial contra el Cáncer se conmemora todos los años el 4 de febrero. El objetivo es rebajar el número de muertes a través de la concienciación de la población.

El Código Europeo contra el Cáncer contiene una amplia información e incluye una serie de medidas que se pueden adoptar a nivel individual. Se trata de una iniciativa de la Dirección de Salud Pública de la Comisión Europea. Se publicó por primera vez en 1987 y, a lo largo del tiempo transcurrido, se ha ido actualizando, así como incorporando nuevos datos. La elaboración de los contenidos corre a cargo de expertos que están libres de conflictos de interés en la materia.

Prevenir el cáncer mediante hábitos saludables

Hoy, pocos ignoran lo que es el cáncer; no obstante, con frecuencia se desconoce hasta qué punto hay hábitos que contribuyen a prevenirlo. En la aparición de la enfermedad intervienen factores de muy diverso orden. A las causas genéticas, se le suman variables medioambientales y conductuales. La relación entre los estilos de vida y la salud se ha puesto de manifiesto en abundantes investigaciones. El tabaco, la falta de actividad física, la mala alimentación o el consumo de alcohol son factores de riesgo relacionados con la patología.

En realidad, el cáncer no es una única enfermedad sino muchas y diferentes. Todas ellas tienen en común la división y el crecimiento desordenado de ciertas células. Y es que casi todas las células del cuerpo humano crecen y se dividen de un modo natural. Si envejecen o se dañan, las reemplazan otras nuevas. En ocasiones, el proceso se altera. Las células se multiplican sin control, invadiendo tejidos o estructuras. Y, aunque todos podemos sufrir la dolencia, un estilo de vida saludable hace más fácil atenuar el riesgo. Los hábitos de conducta que protegen de la mayoría de las enfermedades no transmisibles pueden así mismo prevenir el cáncer. Si no en su totalidad, al menos, en un porcentaje elevado de casos. Conviene, por lo tanto, no ignorar el hecho.

 

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