El modelo de cuidados de larga duración está en entredicho. La pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2 se ceba con los más débiles. Y los centros geriátricos se llevan la peor parte. Las cifras muestran la crueldad del proceso. Y es que las residencias no cuentan con resortes ante un problema así. La dureza de las circunstancias ha puesto en marcha una declaración que llama a la reflexión. La lanza un conjunto de profesionales y expertos de peso en el ámbito de la discapacidad y de la vejez. Quieren poner de relieve las carencias de la asistencia en vigor; al mismo tiempo, piden abrir un debate para mejorar el modelo de cuidados. Se trata de buscar alternativas más humanas a las que tiene hoy por hoy la sociedad. Y defienden el valor de la atención centrada en las personas.  

El documento manifiesta que se ha puesto en primer plano un hecho grave: que el tipo de atención a las personas con discapacidad y los mayores muestra grandes lagunas. Y se han de corregir lo antes posible. Señala la invisibilidad de los cuidados a domicilio y los escasos medios que existen para garantizar una labor adecuada en ese entorno. Recuerda el deseo de muchas personas de recibir los cuidados en el hogar y la dificultad de conseguir que se cumpla. Subraya el esfuerzo de los profesionales que estos días les atienden, a veces confinados con los internos para protegerles; sin olvidar las condiciones de precariedad en las que muchos realizan el trabajo. Y reclama el derecho de la persona a la atención sanitaria, del que no se le puede privar.

Se necesitan cambios en el modelo de cuidados de larga duración

Por otra parte, denuncia la vigencia de estereotipos que entorpecen una visión de la vejez más ajustada a la realidad. Los mayores no son un grupo homogéneo sino diverso, con necesidades muy diferentes en cada caso. Además, el lenguaje al nombrarlos peca de paternalismo. Sobran expresiones como abuelitos o nuestros mayores, pese a la buena intención con que a veces se usa. Se ignora con ello que son ciudadanos con plenos derechos y deberes. Y les corresponde por tanto un trato igualitario.

Es el momento de que la sociedad reflexione sobre el modo en que se debe atender a los más vulnerables. Urge la revisión de un sistema que no protege bien. Y los poderes públicos no pueden eludir la puesta en marcha de medidas en esa dirección. Es de esperar que la crisis se transforme en una oportunidad de mejora. Y se logre avanzar en un modelo de cuidados que convierta a la persona en el centro de interés de los mismos. El texto de la declaración y la dirección de mail donde adherirse se pueden ver en el enlace. Desde la puesta en marcha de la iniciativa, el número de firmas no hace sino crecer. ¿Te quieres sumar? 

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