De Senectute, Acerca de la vejez, es un texto clásico traducido al español como El arte de envejecer. Marco Tulio Cicerón, un político, jurista y filósofo romano que vivió entre el año 106 y el 43 a. de C. es su autor. Estudió leyes, literatura y filosofía en Roma; amplió su saber en Grecia y, tras su regreso, logró una gran relevancia en la política, al hacer de la oratoria su gran don. Sus discursos eran un modelo de elocuencia y le otorgaron un sin fin de reconocimientos. Dos de los más famosos son las Catilinarias y las Filípicas; sin embargo, se le recuerda más por sus escritos de tinte humanista.
De Senectute: un elogio de la vejez
El protagonista de la obra tiene 84 años. Su nombre es Catón el Viejo y conversa con dos jóvenes que le admiran por su ánimo y su vigor. En un momento dado, tratan de los defectos que se suelen achacar a los años. Y Catón los atribuye al individuo, no a la edad en sí misma. «Del mismo modo que la petulancia y el libertinaje son más propios de los jóvenes que de los viejos, pero no de todos los jóvenes sino solo de los no virtuosos, así también esta necedad senil que solemos llamar demencia es propia de los ancianos sin seso, no de todos». Así, echa por tierra uno de los estereotipos más extendidos sobre la vejez. Y que, según se ve, no es de hoy. Él solo defiende un hecho obvio: que no todos los viejos son iguales.
Aunque su vida no fue larga, ya que murió a los 63 años, Cicerón hace un canto a la vejez. Catón representa a una clase acomodada y no es el patrón de la vejez en la antigua Roma. Tanto por la cantidad como por la calidad de sus años se diferencia en gran medida de la clase baja. Ya no es así. En el siglo XXI, un porcentaje muy alto de la población disfruta de un buen envejecer; al menos, en los países con un nivel más próspero. Y es de desear que la situación se extienda.
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En muchos casos lo que tenemos las personas mayores es JUVENTUD ACUMULADA
que tenemos que saber utilizar.
Pues habrá que saber aprovecharla del mejor modo posible. Un saludo.