Carlos Soria es un ejemplo de cómo los años no impiden alimentar los sueños. Su constancia es admirable y no la pierde en la vejez. La vocación por la escalada le atrapó de muy joven, en la sierra de Guadarrama. Ya a los 21 años viajó en moto a lo largo de tres días a los Alpes Franceses, con un amigo. Fue su primer ascenso de riesgo.
Nació en Ávila, en 1939, aunque vive en Madrid desde niño. Comenzó a trabajar de encuadernador a los 11 años. De aquel tiempo conserva un ejemplar de El Quijote, con tapas de piel y letras doradas. Más tarde se incorporó a un taller de tapicería, propiedad de su padre y su tío. Y ese oficio le ocupó hasta que se jubiló, a los 65 años. A partir de entonces, el alpinismo es su vida. Tiene una fortaleza portentosa, que mantiene día a día con tesón. Además de entrenar en el gimnasio, practica el esquí de fondo, la escalada en hielo y el ciclismo. Todo un ejemplo de que la edad no nos hace ancianos o, al menos, no en sí misma.
El gran historial deportivo de Carlos Soria
Sus gestas le han valido un sinfin de galardones. Entre otros, el Premio Nacional de la Sociedad Geográfica Española y la Medalla de Plata al Mérito Deportivo de la Comunidad de Madrid. La Federación Española de Montaña le concedió la Medalla de Oro en los años 1968, 1971 y 1975 y, en 1976, le nombró Mejor Deportista del Año; en 1979, lo hizo así mismo la Federación Española de Esquí. La Real Sociedad de Peñalara le concedió la Medalla de Oro en los años 1991, 1994, 2000 y 2004. En 2004, ingresó en la Real Orden del Mérito Deportivo. Y, en 2011, el Consejo Superior de Deportes le entregó la Medalla de Plata al Mérito Deportivo.
A los 51 años, ascendió por primera vez a uno de los catorce ochomiles del planeta (montañas que sobrepasan los 8 km de altitud). Incrementó el número de estas cimas a lo largo de 1994, 1999, 2001, 2004, 2007, 2008, 2009, 2010, 2011 y 2014, hasta llegar a la docena en 2016. Pero Soria no se da por satisfecho. Aspira a más y quiere coronar el Dhaulagiri, de 8.167 m. En 2022, no lo logró a causa de la meteorología. Y, a los 84 años, lo ha vuelto a intentar. Pero los hados se han puesto en su contra y se ha roto una pierna. Lo rescató un helicóptero y ya está a salvo. Es de desear que se recupere pronto y muestre de nuevo al mundo su pasión por la montaña.
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