El cerebro es un as en la manga del que servirnos en la última etapa de la vida. Así de rotunda se muestra Rita Levi-Montalcini en el libro que lleva por título «El as en la manga: los dones reservados a la vejez«. La neurocientífica defiende que, a diferencia de lo que ocurre con otros órganos, el cerebro no se desgasta con el uso; por el contrario, se fortalece y hace aflorar cualidades de la persona que permanecieron ocultas. Su propuesta es mantener la mente activa y hacer planes para el tiempo que quede de vida; da igual si es un día, un mes o unos cuantos años. 

Nació en Italia, en 1909. Y murió, a los 103 años, con plena lucidez. Su vida es un ejemplo de amor al trabajo. Debido a la persecución nazi a los judíos, comenzó los estudios de Medicina oculta en su alcoba. Y emigró a los Estados Unidos al acabar la II Guerra Mundial. Una vez allí, realizó una labor muy fecunda en el campo de la Neurología. En 1986, logró el Nobel de Medicina gracias a sus investigaciones. Entre otros hallazgos, descubrió el factor neurotrófico derivado del cerebro, o BDNF por sus siglas en inglés. Se trata de una proteína esencial para el buen funcionamiento de las redes neuronales y de la memoria.

El cerebro es un as en la manga: úsalo

La doctora Levi-Montalcini explica en su libro «El as en la manga» cómo grandes figuras de la historia hicieron gala de su creatividad hasta una edad muy avanzada. Menciona entre otros a Miguel Ángel, Galileo y Picasso. Y dice que tienen en común un mismo rasgo: valerse del ejercicio cerebral en la vejez; su as en la manga. A lo largo de los siglos, el uso del cerebro fue un privilegio al alcance de las clases más pudientes, como la nobleza o el clero. La mayor parte de la población no accedía a la instrucción; desde niños, se veía obligada a trabajar para poder sobrevivir. Y esta circunstancia entorpece el buen desarrollo de la mente.

Ya no es así. Por fortuna, los niños de hoy acceden a la educación y desarrollan su intelecto. Por otra parte, hace tiempo que el aprendizaje dejó de ser propio de la infancia y la juventud. Los mayores también pueden ampliar su nivel de formación. Y lo hacen. El aprendizaje a lo largo de la vida es uno de los pilares del envejecimiento activo. El interés por los nuevos conocimientos es el mejor modo de estimular la mente. La clave está en usar siempre el cerebro. Se trata de un órgano flexible con gran capacidad de cambio y que, si no se deja de aprender, se fortalece.  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

más fuerte.  

 

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