El Estudio Longitudinal de Seattle cambió el concepto de envejecimiento mental en vigencia hasta los años 50 del siglo XX. Su origen obedecía a las primeras investigaciones hechas sobre la vejez, a finales del siglo XIX. Una de las más conocidas se hizo con una muestra de 9.000 sujetos. El autor fue Francis Galton y se publicó en 1883 con el título Investigaciones sobre las facultades humanas y el desarrollo.

El resultado indicaba que el intelecto se amplía hasta los 20 años, se mantiene hasta los 60 y desciende de un modo gradual a partir de los 70. Años más tarde, la idea se reforzó mediante el uso de los test de inteligencia en Psicometría. De ese modo, el declive orgánico se equiparó al intelectual. Y la creencia de que el cuerpo y la mente envejecen a la par se mantuvo firme a lo largo del tiempo. 

Estudio longitudinal de Seattle: un cambio de perspectiva

Un cambio de calado vino de la mano de K. Warner Schaie, que calificó la creencia como el mito del declive intelectual. Afirmó que las pruebas que se habían dado por válidas contenían un grave error de método. Y es que se ajustaban a un modelo de estudio transversal, un criterio que compara en un momento dado a individuos de muy distinta edad. El psicólogo norteamericano quería hacer ese análisis, pero no a la vez, sino a lo largo de los años.

La investigación se prolongó durante décadas. Y muy pronto reveló grandes diferencias con respecto a las anteriores. La mayor de todas fue el incremento del rendimiento intelectual que se observó en todos los grupos de edad. Un aumento que iba en paralelo al avance en materia educativa y socioeconómica del paísLa conclusión era clara: se habían achacado a la edad variables de orden generacional. 

Se demostró que el declive intelectual en la vejez no es un efecto obligado del paso de los años. Así mismo, no se trata de una condición extensiva a toda la población de mayor edad, sino a la convergencia de factores muy diversos. Schaie tenía razón: el declive intelectual que acompaña a los años no es sino un mito. Y la gimnasia mental en la vejez lo pone de relieve. En este sentido, son de destacar las buenas noticias.

 

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