Mantener la higiene en la cocina permite evitar los gérmenes. Y eso es importante, ya que casi de la mitad de las intoxicaciones alimentarias se producen en el hogar. Con la llegada del SARS-CoV-2 se insistió en la limpieza. Se extremó el celo con los alimentos, con los zapatos y hasta con la ropa de calle. Y es que se ignoraba el modo de transmisión del virus. Hoy se conoce bien el papel de los aerosoles, por lo que tales excesos están de más. La medida más eficaz es renovar el aire con una buena ventilación. De ahí, la poca razón de ser del uso de las mascarillas al aire libre.
Pero la Covid-19 no ha de ser lo único que preocupe en cuanto a rehuir las infecciones. Los microorganismos que nos rodean son muchos y, en ciertos casos, peligrosos. En este sentido, la cocina es un lugar de riesgo. Y es bueno estar al tanto de su prevención.
Cómo mantener una buena higiene en la cocina
Una norma básica es la precaución al tratar los alimentos. Primero, con el lavado de manos; pero también en lo relativo a su preparación y almacenaje. La conservación de los productos frescos ha de hacerse en la nevera, con una temperatura que no supere los cuatro grados. No menos esencial es evitar la contaminación cruzada que se puede dar al unir lo crudo con lo ya cocinado. Cada tipo de alimento ha de tener su lugar, sin que se mezclen entre sí. Por la misma razón, no conviene utilizar un mismo utensilio, como el cuchillo, con unos y otros.
Por otra parte, no hay que perder de vista los útiles de limpieza. Muy en especial, los estropajos y bayetas, donde anidan millones de microbios. Y algunos de ellos son la causa de cuadros graves que ponen en peligro la salud. Los restos de comida y la humedad favorecen su crecimiento. La desinfección de estos objetos no siempre es fácil, así que se impone extremar su higiene. Además, se han de cambiar antes de que den muestras de haber perdido eficacia en su labor. En este enlace se puede ver un buen artículo al respecto.
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