Narciso de vacaciones es la historia de un encierro; casi dos meses en una celda sin saber de qué te acusan. La detención se llevó a cabo el 27 de diciembre de 1968. Agentes de paisano le arrestaron en su casa a las 5 de la mañana. Comenzaba la fase más represiva de la dictadura que gobernó Brasil entre 1964 y 1985. Fueron 54 días de pesadilla, de los cuales pasó aislado la primera semana. Oía los gritos de presos a los que torturaban; y, aunque no sufrió violencia física, sentía miedo. No supo qué delito le imputaban hasta que salió en libertad. La razón del arresto fue una denuncia por mancillar la bandera y el himno de su país. Tenía 26 años.
El protagonista del suceso es Caetano Veloso, un músico considerado como uno de los grandes cantautores del siglo XX. Nació el 7 de agosto de 1942, en el estado de Bahía, en Brasil. Aprendió de niño a tocar el piano y a los 9 años compuso su primera canción. Y es que la suya es una familia de artistas. Junto con María Bethânia, una de sus hermanas; Gilberto Gil y otros destacados músicos brasileños, es uno de los impulsores del «Tropicalismo», un movimiento cultural que reivindica la música tradicional del país. En 2012, la Academia Latina de las Artes y la Grabación le homenajeó como persona del año. Su afición por la música no le abandona; al igual que en otros casos, no deja de cantar en la vejez.
Recordar, a los 78 años, «Narciso de vacaciones»
«Nos trataban como si no fuéramos personas. Pero ellos actuaban como si tampoco lo fueran«. La reclusión le marcó en lo más profundo; y dejó en su ánimo una huella que aún perdura. En 1997, el músico publicó en Brasil el libro Verdad tropical; en 2004, la editorial Marea lo tradujo al español. Es una obra que, al ser en parte autobiográfica, hace referencia a su encarcelamiento en un capítulo titulado «Narciso de vacaciones». Y en 2020 se ha convertido en un documental con el mismo título. Se estrenó en el 77º Festival de Venecia, fuera de concurso. En él revive su indefensión durante el tiempo de arresto en la cárcel. No fue fácil, pues todavía le pesa el amargo recuerdo de la experiencia. Pero quiere dar a conocer unos hechos que mucha gente ignora.
Le acusaron de izquierdista y asegura que ni siquiera lo era; solo defendía los derechos humanos. «Me he hecho más de izquierdas con la edad», afirma en el diario El País. La cinta no es un manifiesto político; no trata del presente, sino del pasado. Sin embargo, advierte de lo que puede ocurrir en un país que se desliza hacia el autoritarismo y la represión. Para Veloso, «el fascismo está enseñando sus garras«. En resumen, un documental que reivindica el valor de la libertad.
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