Pepa y Antonio son un matrimonio al que apasiona la escalada. Ella nació en el mes de diciembre, en 1946; él, en abril de 1938. No dejan de subir montañas, bien equipados y en compañía de amigos. La pasión por escalar en el caso de él no es difícil de entender; compartió la infancia y la juventud con Carlos Soria, en Madrid. Ninguno de los protagonistas de hoy nació aquí. Pero llegaron con muy corta edad y sienten la ciudad como suya.  

Antonio Riaño Tamames cuenta que comenzó pronto en La Pedriza y que, a principios de los años 60, ya había hecho alguna vía de dificultad. Poco después va al Aconcagua con una expedición del Club Alpino. Las condiciones son adversas. Solo él corona la cumbre, con vientos de 120 km por hora y nieve que le entra por todas partes. Baja a duras penas con un pie dormido. En el refugio sus compañeros se lo masajean sin interrupción hasta las 6 de la mañana, que lo trasladan a Mendoza. Pierde el dedo gordo del pie derecho. La recuperación es lenta y le aleja de la montaña por una temporada. Y ahí entra en escena Pepa Martínez Andreu. 

Pepa y Antonio se conocen y se casan.

Es 1965 y ambos trabajan para el mismo jefe, en tareas distintas. Pepa es bordadora de alta costura y le ha visto en el taller; no le presta atención, porque le ve mayor. Sin embargo, coinciden en la boda de una compañera de trabajo y bailan juntos. No hay duda de que fue todo un flechazo. Dos años más tarde se casan y al siguiente Pepa ya es madre. El cuidado de tres hijos, el hogar y el trabajo, que no dejó a un lado, no le dejan tiempo para más. No obstante, la prole crece. A los 41 años, ya más libre, visita La Pedriza y le enamora. Desde entonces, ha hecho vías de gran dificultad en distintos países. 

En 2023, Antonio confesó a un grupo de amigos su ilusión por subir a Peñalara el día de su cumpleaños. Le dijeron que sí, que los acompañaban. Al llegar al lugar previsto se encuentran con cincuenta montañeros en vez de los cinco con los que contaban. Subió emocionado a la cumbre; Pepa llegó antes que el resto. Es una experiencia que no olvidan. En 2024, en primavera, escalaron en Villajoyosa, con unos amigos que tienen allí una casa. Hicieron nada menos que dos vías (como se ve en las imágenes que acompañan a esta entrada). Y es que son dos deportistas que no ven en los años un obstáculo para hacer lo que les entusiasma. Pues que sigan así mucho tiempo más y Pepa disfrute recitando de memoria la poesía que tanto le gusta.  

Una Respuesta

  1. Lola

    No cabe duda que este artículo pragonizado por Pepa y Antonio hace buena, la frase:
    No hay que dar más años a la vida. Hay que dar más vida a los años
    Un aplauso para esta longeva pareja de montaneros y amantes de la vida.

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