Es mucho lo que se conoce sobre los procesos cerebrales, pero también lo que se ignora. Y es que, pese a los avances de los últimos años, quedan incógnitas por despejar. El cerebro humano es un órgano muy singular y no se parece a ningún otro. Ya Hipócrates, en el siglo IV a. de C., señalaba su naturaleza. «Los hombres deben saber que el cerebro es el responsable exclusivo de las alegrías, los placeres, la risa y la diversión, la pena, el desaliento y las lamentaciones. Y gracias al cerebro, de manera esencial, adquirimos sabiduría y conocimiento; vemos, oímos y sabemos lo que es repugnante y lo que es bello; lo que es bueno, lo que es dulce y lo que es insípido».
Siglos y siglos después de las palabras del griego, no existe una teoría que explique del todo su actividad, ni el modo en que las neuronas y sus conexiones dieron lugar al nacimiento de la mente. En la última década del siglo XX se lograron grandes avances, que permitieron saber más de su funcionamiento. Sin embargo, falta camino por recorrer. Y la ciencia no deja de transitar por él.
¿Qué se entiende por procesos cerebrales?
Desentrañar los interrogantes que encierra el cerebro es una labor muy compleja. Es el órgano que regula la mayoría de las acciones del organismo, tanto en el plano físico como en el psíquico. El pensamiento, los afectos y la conducta dependen de él; pero, así mismo, es el gestor de la respiración, el sueño, la nutrición o el movimiento. La lista de sus cometidos es inmensa. Controla las funciones vitales, recibe e interpreta la información que le llega a través de los órganos de los sentidos y desempeña un papel de primer orden en cuestiones como el aprendizaje, la percepción y la memoria.
La tecnología ha contribuido en gran medida al progreso de su conocimiento. Hasta fechas recientes no era factible observar la actividad del cerebro en un ser vivo. Hoy en día, la tomografía por emisión de positrones (PET) o la resonancia magnética funcional (RMFf) lo permiten sin mayor problema. Es de esperar que, en un futuro no lejano, nuevos descubrimientos se sumen a los ya existentes y den luz a los aspectos que quedan por desvelar de un órgano tan asombroso. Y por fin se podrá conocer el cerebro más a fondo.
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