Construir un mundo más justo y saludable es el lema con el que, en 2021, la OMS conmemora el 7 de abril, Día Mundial de la Salud. Y es que la Covid-19 ha puesto de manifiesto la desigualdad entre territorios. No es un hecho que se ignorara; no obstante, la pandemia ha ahondado las diferencias. Como subraya la OMS, las condiciones en las que se nace, se crece, se trabaja o se envejece no son iguales para todos. Muchas personas no pueden llevar una vida sana, ni acceder a la asistencia sanitaria si lo precisan.
No se trata solo de que carezcan de servicios de salud, sino que soportan grandes dificultades. Los bajos ingresos, el trabajo precario o la falta de oportunidades formativas son trabas a las que han de hacer frente a diario. Estas circunstancias son causa de enfermedad y muertes precoces. Lo más grave es que la situación se puede prevenir, lo que la hace aún más injusta. La OMS hace un llamamiento a los países para que la mejoren. No es la primera vez. En 2018, el lema del Día Mundial de la Salud fue la petición de una cobertura sanitaria universal. Y se ha avanzado muy poco.
Cómo construir un mundo más justo y saludable
La pandemia está transformado el modo de vida. Hoy por hoy, contra la amenaza del SARS-CoV-2 no hay más arma que la vacuna. Y aquí surge una vez más la injusticia. Los países más poderosos van por delante en cuando a su uso. Pero, ¿qué pasa con los demás? La idea de que no se puede vivir a dos velocidades se extiende cada vez más. La equidad en salud no se debe seguir aplazando. Hay que tomar medidas para que la vacuna esté al alcance de todos cuanto antes. De lo contrario, nadie estará a salvo. No es fácil que la OMS se adhiera a una petición así. Sin embargo, liberar las patentes de las vacunas sería un gran paso en la lucha contra la desigualdad. Y qué duda cabe de que el mundo sería mejor sin ella.
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