Su nombre es Ángel García y es un párroco muy solidario. Tuvo siempre vocación de ayuda. De pequeño quiso ser cura de pueblo y consolar así a los demás. Ha cumplido su deseo con creces. Hoy se le conoce como el padre Ángel y regenta la iglesia de San Antón, en el centro de Madrid. Tiene 82 años, pero no deja a un lado su gran pasión: los desfavorecidos. Su entusiasmo y empuje conmueven. El altruismo es el eje de su vida. No hay colectivo al que no auxilie. La lista es larga, con gentes de toda clase y condición. Él tiende la mano a todos, sin distinguir en razón del credo de quien se la pide.

La parroquia del padre Ángel abre las 24 horas del día. Allí acuden los que de un modo u otro le necesitan. Y a nadie se le niega amparo. ¿Puede haber un acto de amor al prójimo más hondo? Él se quita importancia; sostiene que el mundo es más solidario de lo que ha sido nunca y lo plasma en un libro de reciente publicación. Asegura que no es una cuestión de fe, pues se basa en el peso de los datos. Y muestra los progresos de la sociedad a lo largo del tiempo. Eso no significa que no queden pasos por dar; aunque, según él, están al alcance de la mano. Ojalá se logren pronto. 

Un párroco muy solidario y mensajero de la paz

Ángel García nació el 11 de marzo de 1937, en Mieres (Asturias). En 1962, se hizo cargo de la capellanía de un orfanato en Oviedo. Y los primeros en recibir su ayuda fueron los niños y niñas sin padres. Así se gestó Mensajeros de la Paz, la ONG de la cual es presidente y que recibió el Premio Principe de Asturias de la Concordia en 1994. Su obra se extiende a lo largo del mundo, ya que cuenta con sedes en 36 países. Pero achaca el mérito a los profesionales que le rodean. Afirma que, sin su presencia y su ánimo, nunca hubiera sido posible llevar la solidaridad tan lejos.

Pero no es cierto. Su esfuerzo en pro de ayudar más y más no cesa. Niños, mayores, enfermos, emigrantes, prostitutas, sin techo son, entre otros muchos, los destinatarios de su asistencia. No hay tecla que no pulse para prestar atención. La última actuación de 2019 es una cena de Nochebuena para quienes están solos. No es la primera vez, se hace desde años. En esta ocasión el escenario es la sede del Senado. En este enlace de RTVE se puede ver un documental sobre su gran labor. ¡Felices fiestas a todos! 

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