La depresión en la vejez es un problema que, aunque común, no se suele reconocer. La OMS celebra el Día Mundial de la Salud el 7 de abril, fecha de su fundación en el año 1948. En 2017, el tema elegido para la conmemoración es la depresión, una dolencia que afecta a personas de toda edad y condición social. Según este organismo, un 20% de las personas mayores de 60 años la sufre. La depresión provoca angustia y limita la capacidad del individuo para el desarrollo de las tareas más simples. Sin embargo, es un problema que puede ser tratado. Un diagnóstico temprano contrarresta las consecuencias más negativas de la dolencia.
La depresión en la vejez requiere medidas terapéuticas
A lo largo de la vejez se produce una serie de cambios personales y sociales de gran calado. Y esta circunstancia puede desencadenar dificultades a nivel emocional y afectivo. El cese de la actividad laboral, la salida del hogar por parte de los hijos, la llegada de una enfermedad grave o la pérdida de un ser querido son ejemplos de ello. Por otra parte, los estereotipos que rodean esta etapa obstaculizan su afrontamiento. No obstante, la depresión en la vejez no forma parte de su curso. La depresión y la vejez no tienen por qué ir unidas; si aparece, se requiere la intervención de un profesional.
La vejez forma parte del ciclo de la vida y requiere una adaptación a los cambios. Por ejemplo. es bueno aprovechar el tiempo libre para iniciar tareas que se aplazaron. Y hoy se ofrecen abundantes posibilidades; eso sí, se han de acomodar a los gustos y preferencias de cada cual. Que no falte el mantenimiento de unos hábitos de vida saludables. La actividad física regular, la alimentación sana y el sueño reparador son aspectos a cuidar con esmero. Así mismo, es preciso cultivar una sólida red de relaciones interpersonales. Se trata de evitar la soledad en la vejez, ya que es un potente factor de riesgo de depresión.
Hacer Comentario