Un buen funcionamiento cognitivo pasa por evitar la soledad, ya que una de las características más destacadas del ser humano es la dimensión social. Se sabe que a, lo largo de la evolución, la relación con otros condicionó la actividad del cerebro. Y que esta función influyó a su vez en la conducta a través de mecanismos de orden biológico y genético.
Llegamos a ser personas gracias a quienes nos rodean. El vínculo con los padres hace que el recién nacido pueda construir su identidad. En los primeros años de vida, un niño aprende a andar, a hablar, a controlar los esfínteres y a interpretar el entorno con la ayuda de los demás. Al llegar a la adolescencia, es primordial el trato con los iguales. Y en la edad adulta no se rompen las relaciones previas, por el contrario, se crean lazos nuevos. En consecuencia, la relación social juega un papel esencial a la hora de lograr una buena vejez. Y es que su importancia es aún mayor que en el resto de las etapas vitales.
¿Cómo evitar la soledad?
Las relaciones sociales son un componente básico de la calidad de vida. La percepción de soledad es un factor de riesgo para la salud. Y no solo aumenta la morbilidad y de mortalidad, también daña la mente. Lo ponen de relieve numerosos estudios en el ámbito de la neurociencia. El aislamiento afecta al cerebro, mientras que una red de contactos sólida evita su deterioro.
En nuestro medio sociocultural, las relaciones sociales forman parte de usos y costumbres de gran arraigo. La familia, los amigos, vecinos y conocidos de todo tipo y condición favorecen la integración en la vida de la comunidad. Pero, a la vez que se cultivan esas alianzas, es preciso conocer las posibilidades que brinda el medio. Hoy en día, las ocasiones de interacción social y promoción de un envejecimiento activo son muy variadas.
Y los únicos lugares de encuentro no son los centros de mayores; así mismo, son útiles las asociaciones de vecinos o culturales, las escuelas de adultos o las universidades de la experiencia. Por otra parte, hay que tener en cuenta la fértil labor de los mayores y el voluntariado. Se trata de dar un repaso a la amplia gama de ofertas que se abre a la vejez. Son propuestas para el recreo, la cultura, el deporte, la formación, la ayuda y, como no, la ocupación del tiempo libre. No será difícil elegir entre todas las que mejor se adaptan a los gustos o preferencias de cada cual.
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