El cuidado de la mente en la vejez es vital para su buena marcha. Y es que esta es una etapa que conlleva cambios de calado, tanto a nivel físico como psíquico. A medida que se envejece, el cerebro sufre una serie de transformaciones que afectan a su función. La pérdida de neuronas hace que disminuya el volumen del cerebro; las conexiones entre sus células tienden a perder fuerza, lo que rebaja la velocidad con que se procesa la información; por otra parte, si bien no se detiene por completo, la plasticidad cerebral se reduce.
En conjunto, se producen alteraciones que dañan a competencias como la memoria, la velocidad de reacción o la toma de decisiones. Por ello, ser consciente del proceso es el primer paso lograr un buen envejecimiento y mantener la calidad de vida. La solución al problema pasa por conservar la mente activa y compensar el déficit a través del estímulo. En este sentido, la actividad cognitiva y una amplia vida social son los aliados de un buen funcionamiento cerebral.
La importancia del cuidado de la mente a lo largo de los años
Conviene recordar que la plasticidad cerebral no se pierde con la edad. Aún en la vejez, el cerebro es capaz de adaptarse y reorganizarse. De ahí el valor del aprendizaje a lo largo de la vida y la práctica regular de ejercicio mental. Son acciones que fortalecen las sinapsis o conexiones neuronales y mejoran el quehacer de la mente. Actividades como la lectura, la escritura o la práctica de labores que entrañan algún esfuerzo mental ayudan a mantener la agudeza intelectual; más aún, cuanto mayor es la dificultad de su realización.
En resumen, aceptar que la mente declina con el paso del tiempo es esencial para preservarla en buen estado. Sobre todo, para retrasar la velocidad a la que tiene lugar. Y la estimulación cognitiva fomenta un envejecimiento activo. Hay que acudir a ella. En cualquier caso, sin olvidar el papel de un estilo de vida saludable; es decir, comer sano, ser activo y contar con una relación social lo más extensa posible.
Hacer Comentario