Me preocupa la memoria es una frase que se oye con frecuencia. A partir de la quinta década de la vida, los fallos y olvidos suelen ser más frecuentes; e intranquilizan a quien los sufre. Y es que el temor a las enfermedades neurodegenerativas es muy común. Pero en la mayoría de los casos es un miedo sin fundamento. En realidad, se trata de una pérdida de memoria asociada a la edad; es un cuadro benigno. Y, si bien cabe ocuparse de él, no hay por qué preocuparse. Eso sí, conviene saber cuál es el mejor modo de hacerlo.
El cerebro se resiente con los años. No solo la memoria; la velocidad de reacción, los reflejos, ya no son los de antes. Admitir la situación es el primer paso para buscar alternativas. ¿Se sube o se baja una escalera con la misma soltura a medida que se cumplen años? No hay duda de que la respuesta es que no. Y es un hecho que se da por natural. En tal caso, por qué exigir a la mente lo que no se pide a las piernas.
Extremar el orden, si me preocupa la memoria
Los fallos de memoria asociados a la edad no deben inquietar. Tan solo hay que adoptar medidas que contribuyan a paliar sus efectos. Sobre todo los más negativos; por ejemplo, el extravío de pequeños objetos. Averiguar dónde se han dejado las llaves, las gafas o el reloj se convierte a veces en un quebradero de cabeza. Sin embargo, la solución es sencilla: ser más ordenado. Se impone atender más y mejor a lo que hacemos.
Si la memoria es frágil, el orden es el primer aliado. Hay una regla de oro que conviene seguir a ultranza. Y es: «un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio». Al llegar a casa, las llaves se deben dejar en el lugar más propicio y no en cualquier parte; las gafas allí donde estén a mano cuando se necesiten; el móvil también, para no tener que andar buscándolo de un lado a otro si suena. Y hay que actuar del mismo modo ante cualquier tipo de objeto con un uso habitual. No acaba ahí todo. Pero no es posible sin estas normas adoptar las que siguen; que son igual de importantes, si no aún más. Y es que conservar la memoria en la vejez es un reto.
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