Hay muy pocas dudas acerca de que nuestro planeta y nuestra salud van de la mano. Y la OMS quiere poner el foco de atención en la interconexión de ambos. Esa es la razón de ser del lema que en 2022 conmemora el 7 de abril, Día Mundial de la Salud. Junto a la ONU, son muchas las organizaciones a nivel internacional que advierten del daño del hacer humano en su medio. En la Cumbre del Clima de Glasgow, lo hizo así mismo un gran amante de la naturaleza. Y los jóvenes protestan contra el cambio climáticoPero no parece que las alarmas nos muevan a la acción. No obstante, los expertos no dudan en el diagnóstico: la salud del planeta está en riesgo y, en consecuencia, pone en peligro nuestras vidas.  

Es urgente mejorar nuestro planeta y nuestra salud

El catálogo de problemas es amplio. La mayor amenaza para la salud a la que se enfrenta la humanidad es la crisis del clima. Más del 90% de la población respira un aire malsano, provocado por la quema de combustibles fósiles. La meteorología extrema, la degradación del suelo y la escasez de agua son fenómenos que se suceden. Y obligan a las personas a dejar atrás sus lugares de origen. Además, la contaminación y los plásticos afectan a los océanos más profundos y las montañas más altas.  

El problema no es nuevo y nos concierne a todos. En primer lugar, a los gobiernos de los distintos países y las administraciones que los rigen. Pero también a la industria, las empresas y quienes trabajan en ellas. Y, cómo no, a todos y cada uno de los habitantes de la Tierra. La calidad del aire, del agua y de los alimentos dependen de su salud. Y se necesitan medidas urgentes que la mejoren. Sin embargo, la toma de decisiones se aplaza una y otra vez. Y las emergencias se suceden. A los efectos de la pandemia por el SARS-CoV-2 se suma ahora una nueva guerra a las puertas de Europa. Y está por ver la utilidad de la iniciativa de la OMS.  

       

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