Las pautas alimentarias en verano no se deberían diferenciar mucho de las del resto del año. Sin embargo, con la llegada del calor, los medios ya advierten sobre la necesidad de un cambio de hábitos. Lo cierto es que solo hay que variar la temperatura de los alimentos que se consumen. La cantidad de carbohidratos, proteínas, grasas, vitaminas, minerales y fibra alimentaria que se precisan es muy similar. En todo caso, el calor incrementa la necesidad de agua y de minerales que se pierden a través del sudor. Pero poco más.
Disfrutar de lo que se come, sobre todo en compañía; tomar suficientes alimentos de origen vegetal; repartir la comida del día en varias tomas; evitar la repetición, variando los alimentos; comer con mesura para mantener el peso; moderar el consumo de sal, azúcar y alimentos dulces; no consumir alcohol, o muy poco, y cuidar la manipulación y conservación de los alimentos son buenas medidas a lo largo de todo el año.
No hay duda de que el modo de alimentarnos influye en el nivel de salud y, por lo tanto, en el bienestar y la calidad de vida en la vejez. Por ello las pautas dietéticas son un ingrediente esencial de la Educación de la Salud. Y esa es la razón por la que en esta página se destacan las cuestiones relacionadas con los alimentos.
Pautas alimentarias en verano: más platos fríos
Comer en verano no significa renunciar a los alimentos habituales. En todo caso, se utiliza menos el fuego para su transformación. Los platos de invierno mas calientes se han de reemplazar por otros refrescantes. Eso sí, en contra de la tradición, el gzpacho no es la única lternativa. Muchas variedades de hortalizas y verduras se pueden consumir crudas en ricas ensaladas. También las legumbres tienen espacio en la mesa. Y más si se compran listas para su uso, solo cocidas, y se evita el cocinarlas. En cualquier caso, transformarlas en sabrosos platos no resulta difícil.
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