Sí, todavía tengo sueños por cumplir, afirmó Meryl Streep. Lo hizo un día antes de recibir el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2023. Ha sido reconocida por una labor a la que se ha entregado en cuerpo y alma. Porque es una de las grandes, tal y como ilustra el acta del jurado. Y es que el premio se le concede por dignificar el arte de la interpretación; por lograr que la ética y la coherencia trasciendan a través de su trabajo. Qué gran elogio a una premiada a la que se conoce y respeta a nivel internacional.
Su vocación por el arte fue temprana. A los 12 años ya daba clases de canto, a las que sumó las de interpretación en el instituto. Comenzó en los teatros de Nueva York y, desde entonces, nada detuvo su avance. Se ha metido con brillantez en la piel de personajes de todo tipo. Y ha recibido un sin fin de reconocimientos a nivel internacional.
La importancia de decir: sí, todavía tengo sueños
A los 74 años, la actriz no contempla dejar de lado su trabajo. Así lo dio a entender en Oviedo, al decir que tiene la cabeza llena de cosas; es decir, de planes, de tareas pendientes. Qué mejor modo de vivir. Y ojalá que no deje de tener miras de futuro. Porque es una mujer muy valiosa. Su discurso lo comenzó así: «Es difícil para mí hacerme a la idea de que estoy aquí. Me toman por una de las muchas personas extraordinarias que he interpretado a lo largo de la vida«. Sin duda, una prueba de su modestia.
Dijo que el trabajo de un actor es invadir vidas que no son como la suya. Y hacerlas asequibles a otros. Sin juzgar al personaje; es el público el que lo ha de hacer. Destacó el valor de la empatía. Un sentimiento con el que se nace, pero que se reprime a medida que crecemos. Es un don que compartimos. La empatía puede ser una forma radical de acercamiento a los otros en un momento de la historia en que todo es una repetición de hechos terribles. Y nombró con emoción a García Lorca, del que se hizo eco así mismo Nuria Espert en 2016. En este enlace se puede ver su discurso.
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