El 8 de marzo es el Día Internacional de la Mujer y se celebra a nivel mundial desde 1975 a instancias de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Sobre el sentido de la fecha se ofrecen distintas versiones. La más extendida la relaciona con un trágico suceso ocurrido en Nueva York en 1911, que ocasionó la muerte de más de un centenar de trabajadoras del sector textil.
El lema utilizado este año se apoya en los objetivos de la ONU para un Desarrollo Sostenible. «Las mujeres en un mundo laboral en transformación: hacia un planeta 50-50 en 2030». El mensaje de la directora ejecutiva de ONU Mujeres alude a ello. «Queremos construir un mundo del trabajo distinto para las mujeres. A medida que crecen, las niñas deben tener la posibilidad de acceder a una amplia variedad de carreras, y se las debe alentar a realizar elecciones que las lleven más allá de las opciones tradicionales, en las áreas de servicio y atención, y les permitan conseguir empleos en la industria, el arte, la función pública, la agricultura moderna y la ciencia».
En multitud de países las responsabilidades familiares siguen siendo una labor de mujeres y niñas. Y no solo realizan en exclusiva las tareas del hogar, también destinan el doble de tiempo que los hombres al cuidado de los hermanos menores, familiares, enfermos y ancianos. Esta situación restringe su acceso a la educación y, por lo tanto, reduce sus posibilidades de desarrollo personal y social.
8 de marzo: la vejez en femenino
En España, un porcentaje elevado de mujeres mayores sufrió esta injusticia siendo niñas. Por fortuna, ya no es así. Hombres y mujeres tienen hoy el mismo derecho a la educación. No obstante, los problemas de igualdad aún persisten. No hay duda de que el más grave es la violencia de género. Se trata de una lacra social que, por desgracia, afecta a las sociedades en las que la equidad entre sexos se garantiza por ley.
La Unión Democrática de Pensionistas pone de relieve que las desigualdades de género se acentúan con la edad. Los datos más recientes indican que España cuenta con 8.657.705 personas de 65 y más años; de ellas, 4.940.008 son mujeres y 3.717.697 son hombres. Es decir, hay un 32,9% más de las primeras. Sin embargo, la mayor esperanza de vida se acompaña de un peor estado de salud. Así mismo, los recursos económicos de las mujeres son más bajos y, en ocasiones, viven en una soledad no elegida. El sexo predominante en la vejez es el femenino, pero sus condiciones de vida son desfavorables con respecto al masculino. Es un problema que se ha de abordar con actuaciones políticas. Las mujeres mayores tienen sobradas razones para reivindicar la igualdad de género. Y no solo el 8 de marzo, sino a lo largo de todo el año.
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