La vejez es un periodo de la vida sobre el que no hay unanimidad en su comienzo; no obstante, sí hay acuerdo en que la edad en sí misma no es un criterio concluyente. A finales del siglo XIX, en Alemania, la sociedad industrial fija su umbral en el momento de la jubilación. Así, a través de un patrón social, se estipula su inicio a los 65 años. Menos de un siglo después, la sociedad de servicios varía la regla. Las empresas renuevan sus plantillas a través de una jubilación precoz, por debajo incluso de los 50 años. Al parecer, el criterio laboral no es la mejor guía. Hoy se impone cada vez más el alargamiento del periodo contributivo.
Naciones Unidas (NNUU) establece la frontera de la vejez en los 60 años, que es la pauta que sigue la OMS. En principio, puede parecer una edad muy prematura. Y así es en los países con un desarrollo socioeconómico más alto. Sin embargo, se trata de una referencia en el contexto de la población mundial y no solo de los países más prósperos. En lo que no hay duda es en que el proceso de envejecimiento reduce la capacidad de adaptación del organismo. Se admite que la senescencia coincide con el deterioro de las funciones sensoriales y de la capacidad motora. Pero hay que tener en cuenta que los factores de influencia son muy diversos. Y es que hay que analizar el envejecimiento en la sociedad de hoy, tan distinto al de hace tan solo unas décadas.
¿Cómo denominar a la vejez?
La edad que marca el comienzo de la vejez no es el único objeto de debate. También es controvertida la denominación de las personas que viven este periodo. Se usan términos muy variados para mencionarlo. Entre otros, el de ancianos, viejos, mayores o tercera edad, si bien este último es menos frecuente. Y, pese a que tienen un significado similar, sus connotaciones semánticas difieren entre sí.
En la década de los 90, la profesora Fernández-Ballesteros realizó una investigación sobre la cuestión. El estudio concluía que la palabra viejo contiene un tinte peyorativo; que el término anciano se suele asociar con personas de edad muy avanzada y que el de tercera edad se relaciona con programas de ocio y tiempo libre. En el lenguaje coloquial, por el contrario, la denominación de mayores encierra un sentido más neutro y descriptivo. Así mismo, estudios posteriores indican que, además de ser la más extendida en la población, la fórmula genérica de mayores o personas mayores es la que más satisface a los propios interesados. O, lo que es lo mismo, a quienes ya han traspasado el umbral de los 60 años.
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