La edad no nos hace ancianos; al menos, no en sí misma. El diccionario define la palabra como una persona de mucha edad; comúnmente, más de 80 años. Pero hay quien los supera con creces y disfruta de una óptima condición; por contra, con menos años, a veces se sufren dolencias que limitan la autonomía personal. Y no es razonable incluir ambos grupos en la misma categoría en función de la edad de referencia.

La fecha de nacimiento no determina la ancianidad. La edad cronológica influye de algún modo en la salud; no obstante, lo hace aún más la edad biológica. La primera alude a la cantidad de tiempo vivido; la segunda, al estado orgánico y funcional de la persona. Se dice que los años de un individuo son los de su corazón y sus arterias, aunque se puede afirmar lo mismo del resto de órganos y aparatos del cuerpo humano. Y no hay duda de que, pese al peso de su base genética, la edad biológica está condicionada por los estilos de vida.

Si la edad no nos hace ancianos, ¿qué lo hace?

Se puede hablar de varios tipos de edades o competencias. Y es que son así mismo relevantes la edad psicológica y la edad social. La primera hace referencia a las actitudes y creencias. Si una persona se considera anciana se comportará como tal y limitará sus deseos e intereses. No se trata tanto de creerse joven, como de no asociar la vejez a una etapa carente de oportunidades y sentido. La clave para el bienestar emocional está en ser capaz de adaptarse a los cambios.  

La edad social remite a las relaciones entre personas. Somos seres sociales y precisamos del contacto con otros. La soledad acarrea graves riesgos, ya que es la antesala del aislamiento y la enfermedad. Envejecer en compañía es garantía de una buena edad social. Participar en actividades de grupo y compartir aficiones, gustos y preferencias es un rasgo distintivo del envejecimiento activo.

Por otra parte, no todas las personas envejecen a la misma velocidad. Las arrugas y los achaques, por molestos que resulten, no son sinónimos de ancianidad. La condición de anciano, o anciana, se asocia en general con la dependencia y entraña la ayuda en las actividades diarias, por sencillas que estas sean. Se trata de retrasar los efectos más negativos de este estado de cosas. La entrada en la ancianidad nunca antes había sido tan relativa e imprecisa. Y hay que dejar a un lado la obsesión por los años cumplidos.

2 Respuestas

  1. Siempre Joven

    Muy buen post, interesante y completo.
    El envejecimiento no lo marca la edad, sino que el cuidado de nuestro cuerpo, de nuestra salud, y de nuestra vida en general es lo que marca nuestro envejecimiento.

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