La estimulación cognitiva produce beneficios que han sido documentados con creces. Por ello, se promueve su divulgación desde ámbitos de muy distinta índole, tanto con un fin preventivo como terapéutico. Ejercitar la mente es hoy un empeño común a multitud de personas que han traspasado ya la frontera de los 60 años.
Al tiempo que desarrolla la capacidad intelectual, la estimulación cognitiva pone en marcha habilidades y recursos muy variados. Sus efectos beneficiosos contribuyen a mantener una buena salud psíquica. Esta circunstancia favorece la autonomía a lo largo de la vejez. La suma de los años tiene efectos negativos sobre el cerebro humano, pues produce un declive gradual de él. Sin embargo, la reserva cognitiva, por pequeña que sea, se mantiene constante a lo largo de toda la vida y aminora la velocidad del declive. Un modo adecuado de estimular la mente es realizar tareas de cierta complejidad y iniciar nuevos aprendizajes y retos. En este sentido, la estimulación cognitiva es eficaz para mejorar el funcionamiento de la mente.
¿Cómo funciona la estimulación cognitiva?
El sistema cognitivo es un complejo dispositivo de carácter global que funciona como un todo; es decir, que no hay ningún ejercicio que activa por sí mismo un área cerebral concreta. Aunque algunas actividades se orienten de un modo prioritario al entrenamiento de unas competencias concretas, en su curso intervienen siempre otras distintas que le son complementarias. Por ejemplo, al trabajar la percepción espacial entra en juego el lenguaje; por otro lado, una gran parte de la actividad mental se ve mediada por el razonamiento.
Los materiales para la estimulación cognitiva promueven el empleo sistemático de facultades como el lenguaje, el cálculo, el razonamiento, la percepción o la propia memoria. Uno de sus fines es agilizar la capacidad de atención del cerebro. El mecanismo de la atención es una función que precede a procesos mentales de una gran complejidad. Y ejercitarla conlleva claros provechos, sobre todo para la memoria. No en vano, la atención está considerada como la puerta de entrada de la memoria.
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