Mantener las capacidades cognitivas es uno de los aspectos de la salud más valorados por las personas mayores. Las enfermedades neurodegenerativas son una de las amenazas más temidas de la vejez. No en vano, el paso del tiempo se acompaña de un declive de las capacidades del organismo; no solo en el plano físico, también en el mental. Por esta razón el grupo de población de mayor edad valora cada vez más la estimulación cognitiva.
Pero para el buen cuidado de la mente, conviene conocer cómo funciona el cerebro. Es un elemento central: la raíz de la vida humana. Se puede objetar que otros órganos también lo son con él. No obstante, tiene una cualidad que lo hace excepcional. Hay órganos que fallan y se les puede sustituir; el individuo no cambia, sigue siendo el mismo. Sin embargo, no es posible trasplantar el cerebro. Es la fuente que alimenta la identidad del individuo. Suplirlo por otro haría de la persona un ser muy distinto al que es.
Cómo mantener las capacidades cognitivas
Uno de los retos a los que se enfrenta la ciencia es el hecho de desvelar la complejidad del cerebro. Las incógnitas por despejar son aún considerables, pese a que se ha avanzado mucho en las últimas décadas. Uno de los hallazgos más destacados es el descubrimiento de su plasticidad o, lo que es lo mismo, su capacidad de cambio. Durante mucho tiempo se pensó que el cerebro era inalterable. Por el contrario, hoy se sabe que no es así. El cerebro se ve mediado a lo largo de la vida por la experiencia y el saber.
Alcanza su madurez entre la segunda y la tercera década de la vida. Pero no es estático. Es flexible y se transforma con el aprendizaje. El fruto de los nuevos conocimientos es que sus conexiones se modifican y, de resultas, el modo en que este órgano funciona. De ahí se deriva que el desempeño del cerebro depende en gran medida del uso que se hace de él. Y para mejorar su marcha hay que atreverse con tareas que exigen un cierto grado de esfuerzo. Eso sí, siempre adaptadas a la aptitud de cada cual.
Hacer Comentario