Morirá rodando una película, eso afirma Woody Allen de sí mismo. El cine es la pasión de su vida y no quiere renunciar a ella. Insiste en que entre sus planes no se encuentra el de jubilarse. Ha cumplido 83 años y ofrece a sus admiradores una película al año. Este verano está rodando en España. El título, aún provisional, es «El festival de Rinking». Y el escenario elegido es muy hermoso; se trata de la ciudad de Donostia. Según el director «quiere presentar toda la belleza de San Sebastián, igual que lo hizo en el pasado con Nueva York«. Allí nació el 1 de diciembre de 1935. El cine lo entusiasmó pronto. A los 3 años, fue con su madre a ver Blancanieves y quiso tocar a los personajes; creyó que eran de verdad.

Siempre tuvo un gran sentido del humor. A los 16 años, ya se publicaban sus chistes en la prensa, si bien con anonimato. En 1973 estrenó su primera película, «El dormilón; pero fue en 1977 cuando la Academia del Cine le otorgó su primer Oscar por «Annie Hall». A partir de entonces, alcanzó la fama. En 2002, obtuvo el premio Príncipe de Asturias de las Artes. La ciudad de Oviedo, donde se entrega este, le homenajeó instalando una estatua de bronce en una de sus calles. En correspondencia, el cineasta rodó allí diversas escenas de la película «Vicky Cristina Barcelona».

Morirá rodando una película, aunque no en su país

No es posible hablar de Woody Allen y obviar la polémica que le rodea. Su condición de genio no desmerece por ello, pero sí sus cualidades como persona. La acusación de abusador por parte de su exesposa y de sus propios hijos le persigue desde los años 90. Y se recrudeció en 2004, a raíz de la publicación de una carta de su hija adoptiva, Dylan, y el apoyo a esta de su hijo biológico, Ronan.

Algunos actores ya no quieren trabajar con él. Y las distribuidoras se niegan a exhibir su trabajo. A pesar de que ningún juez le ha condenado, la sombra de la duda no se disipa. En 2018, una plataforma feminista solicitó la retirada de la escultura. Lo cierto es que la no aclaración del caso entraña una injusticia grave para una de las dos partes afectadas. Y, hoy por hoy, sin embargo, no es posible saber cuál de ellas es la víctima.

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