La hipótesis de la abuela explica el papel de la menopausia en la especie humana. Se trata de un proceso que afecta en exclusiva a las hembras de la especie Homo Sapiens. No hay nada similar en la naturaleza; en el resto de los mamíferos, cuando ya no se es fértil, la muerte sobreviene con rapidez. Es decir, el fin de la fecundidad cierra el ciclo de vida.
Y es que la vejez no se da en ningún ámbito distinto al humano. El entorno natural es un medio muy hostil para la vida. De un modo u otro, el animal muere apenas pierde el vigor. Pero en las hembras humanas no es así. El cese de las reglas anuncia el fin de la etapa fértil y nada más. De hecho, la menopausia aparece entre los 45 y los 55 años. Y a la mujer aún le quedan de vida 30 años o más.
Solo en un ambiente de protección, como el creado por el ser humano, es posible vivir muchos años. Esa es la razón por la cual los animales de compañía envejecen junto a nosotros. También ocurre en los zoológicos, un medio a resguardo. Los demás seres vivos no experimentan en su organismo qué es la longevidad.
La ciencia apoya la hipótesis de la abuela
La meta de la evolución no es sino la transmisión de la vida a través de los genes. Y el mejor modo de que una mujer perpetúe los suyos es apoyando a sus hijas en la crianza de los nietos. Gracias a las abuelas, los niños tienen más posibilidades de subsistir. Y, con ello, de reproducirse a su vez. Así lo señalan los estudios realizados en ciertas tribus africanas.
En su comienzo. no fueron pocos los detractores del supuesto ante la falta de datos que lo avalaran. Sin embargo, la idea se apuntaló con nuevas investigaciones. En este caso, las protagonistas fueron las hembras de cetáceos que, como las humanas, ayudan a sus hijas con la prole. Pero la ciencia no se detiene. Y no hace mucho que se conoce que los chimpancés se suman a la excepción.
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