Querer mejorar el sueño pese al coronavirus es hoy por hoy un deseo muy demandado. Y es que el confinamiento trastoca de lleno los hábitos de todas las personas. Se impone el quedarse en casa. El nivel de actividad se reduce; de golpe, varían las rutinas. El reloj marca las horas del mismo modo que lo ha hecho siempre, pero las circunstancias ya no se acomodan a él. No vamos a llegar tarde ni pronto a ningún sitio. Nadie nos espera, ni nos visita. Solo quien trae la compra, si es que nos la llevan a casa; si no es así, solo un paseo a la tienda más cercana.

Con el cambio, ya no son como antes ni los ritmos de las comidas y del descanso. Y el organismo lo nota y se resiente. Hay que poner remedio. La primera norma es no variar las rutinas del día. Los horarios se han de mantener. Llevamos dentro un reloj biológico al que no es bueno alterar; de lo contrario, se pagan las consecuencias. Nada es gratis. Dormir mal afecta al estado de ánimo en el corto plazo y en el largo a la salud.

Mejorar el sueño pese al coronavirus no es tan difícil

La mañana hay que dedicarla a las tareas más activas. Como el arreglo de la casa o el ejercicio físico, que se ha de incrementar, aunque no a última hora de la tarde. Vale hasta pasear por la casa a menudo, pero la televisión también emite programas de entrenamiento. A la vez, cuidado con la comida. La cocina es un buen lugar para pasar el rato, pero se ha de huir de los dulces y los platos con calorías de más. Y no caer en el picoteo. La necesidad de comer con frecuencia no es tanto por hambre, como por aburrimiento. Y la alternativa es la distracción. Cada uno ha de buscar cuál es la que prefiere. Las labores más relajadas, para la tarde. Puzzles, manualidades, lecturas, pasatiempos o ejercicios para mantener la mente activa. Incluso, por qué no, plasmar las reflexiones del día en un diario.

Y a la noche, preparar la hora del sueño. Nada de ir a la cama tras oír las noticias; tampoco estar frente a pantallas luminosas, que activan la atención y afectan el sueño. Lo ideal es algo que relaje y no inquiete. Una película que distraiga, un libro que agrade. Y aminorar la iluminación. Una luz tenue dispone el cerebro al descanso. En caso de no dormir bien, es un error levantarse más tarde. Eso supone que el sueño no acudirá por la noche a la hora en que habitualmente lo hace. Y se corre el riesgo de entrar en un bucle que cronifica el problema. Madrugar, pese a que cueste, permite dormir mejor a la noche siguiente. Y es que, para mejorar el sueño, es necesario acortar el tiempo de permanencia en la cama por el día. ¡Que descansen!

 

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