Prevenir la fragilidad es el mejor modo de evitar la dependencia. Porque es un deterioro que afecta a la capacidad funcional de la persona y abre la puerta a la discapacidad. De ahí la importancia de detectar a tiempo el riesgo de sufrirla. La pérdida de peso, la fatiga sin causa y la disminución de la fuerza advierten de elloNo obstante, el estado físico no es el único factor a tener en cuenta. También hay que considerar el estado psíquico y social, porque su quebranto arrastra así mismo a ser frágil.  

El problema es una prioridad de la Salud Pública, tal como pone de relieve el Ministerio de Sanidad. No obstante, la intervención precoz hace que el daño se pueda revertir o que, al menos, disminuya. Y así lo hace ver un documento de reciente publicación con el título Fisioterapia y Fragilidad.

Cómo se puede prevenir la fragilidad

Perder la autonomía es un gran temor de los mayores. La vejez se acompaña de un declive gradual del organismo. No se puede evitar; sin embargo, la velocidad a la que se produce sí se puede regular y, por lo tanto, demorarlo. El origen de la fragilidad no es el envejecimiento en sí mismo. Y no son pocos los individuos que, pese a su edad avanzada, se mantienen en un estado funcional óptimo. Las noticias sobre un atleta de 86 años o un nadador de 82entre otros más, así lo muestran.

El mejor modo de eludir la fragilidad es evitar el sedentarismo. La actividad física mejora la función cardiorrespiratoria, el sistema musculoesquelético y la calidad del sueño y, en el plano psíquico, favorece el funcionamiento cognitivo; además, fomenta la relación social, lo que siempre es positivo. Se trata de elegir adaptar el tipo de ejercicio a las características de cada cual. Y es que no hay duda de que la actividad física es la herramienta más útil para el cuidado de la salud.  

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