Olvidar la actividad física: ¡nunca!
Pese a la pandemia, conviene no olvidar la actividad física. Aunque no siempre es fácil. Los contagios por el SARS-CoV-2 están en alza de nuevo; el confinamiento en casa se incrementa. ¿Qué se puede hacer?...
El concepto de salud, junto al de enfermedad, se enmarca siempre en un ámbito sociocultural determinado; su significado remite a un universo simbólico de creencias, valores y normas compartidas. A lo largo de la historia, la sociedad occidental ha ido modificando el sentido otorgado a dicho término. Hoy está ampliamente aceptada la definición hecha por la OMS en 1946, fecha de la constitución de este organismo internacional; se trata de un estado de completo bienestar físico, psíquico y social.
Más ignorado, por el contrario, es el carácter social concedido a este concepto desde 1980. Ese año se celebró en Ottawa la 1ª Conferencia Internacional para la Promoción de la Salud. A partir de entonces esta pasó a ser concebida como un recurso para la vida, una nueva perspectiva que amplia su enunciado original. De este modo, dejó de estar considerada como un valor absoluto; se trata más bien de un medio que permite alcanzar una existencia individual, social y económicamente productiva.
Según la OMS, el carácter social de la salud encierra importante implicaciones prácticas. Indica que los sistemas y estructuras que rigen las condiciones de vida de la población tienen que sopesar el impacto de sus actividades en el bienestar individual y colectivo. La salud es un derecho humano fundamental y, en consecuencia, cualquier individuo debe contar con recursos sanitarios básicos que la salvaguarden.