Que la sexualidad no caduca con los años es un hecho reconocido: no hay experto en ese campo que lo niegue. Sin embargo, el sexo en la vejez sigue rodeado de tabúes, incluso, entre los propios mayores. Que el deseo desaparece con la edad es una falsa creencia y, por lo tanto, conviene deshacerse de ella. Se trata de un mito más de los muchos que rodean la última etapa de la vida: no hay nada más lejos de la realidad.

Una de las características de la sociedad actual es la permisividad. Cuestiones que en el pasado se consideraron fuera de norma se admiten sin problema. Pero en lo que concierne al sexo en la vejez no es así. Se tacha de viejo verde al mayor que expresa su deseo sexual; con más inclemencia aún si se trata de una mujer. Por eso la discreción es la norma con respecto a unas prácticas amorosas que corroboran los estudios al respecto.

Romper un tabú: la sexualidad no caduca

Caben pocas dudas acerca de que la vejez ha cambiado. Cada vez más, los mayores de hoy rompen la imagen de personas asexuadas, retirados del deseo de adultos y jóvenes. Es obvio que el paso de los años nos modifica, tanto a nivel físico como mental. No obstante, el secreto de una buena vejez está en la adaptación a esos cambios.

Y para vivir la sexualidad no hace falta una figura juvenil y garbosa, sino estar libre de prejuicios. Puede ser en pareja, la de siempre, a la que hay que cuidar; en solitario, si se carece de ella, o bien buscando nuevas compañías. Solo es necesario una mentalidad que no se cierre a una vivencia que genera un buen grado de bienestar en la persona. Y, si es preciso, consultando con el profesional de la salud las dificultades o dudas que surjan en el desarrollo de una sexualidad libre de tabúes.

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